Preguntas que nos hacen los niños: padre, y tú… ¿Cuándo morirás?

Siempre que hay alguna muerte cercana a la familia, los jefes de nuestros niños se activan.

Explicar de forma tranquilizadora todo lo que rodea a la muerte es una tarea que nos tocará hacer en algún momento u otro, estos momentos también nos hacen pensar a nosotros. Que no viviremos para siempre, aunque evitemos pensarlo, todos lo sabemos a ciencia cierta.

De hecho, la muerte es de las pocas experiencias que sin duda todos compartiremos.

Cuando nos hablan de seguros de vida o no queremos escuchar, o salimos corrientes.

Los mensajes que recibimos de las aseguradoras nos aburren, por no hablar de los bancos que nos obligan a contratarla casi con una pistola en el pecho siempre que queremos pedirles algún tipo de ayuda.

Pensar en un seguro de vida nunca debería hacerse por obligación, debería ser una reflexión de responsabilidad hecha por voluntad propia.

Estamos seguros de que todos deseamos que nuestra familia pueda seguir realizando sus sueños y disfrutando del mismo nivel de vida si nunca faltan los padres o madres. No queremos ni imaginarlo, pero desgraciadamente la muerte, muchas veces llega sin avisar, y aunque la pérdida no es comparable con nada y el vacío que queda no puede sustituirse, hay otros vacíos como el económico donde un seguro sí que puede ayudar.

El hecho de tener un seguro de vida es una acción que comporta un acto de amor. Es la mejor manera de proteger a tus seres queridos y sus ilusiones: que nuestros hijos puedan terminar la carrera, tener su boda de ensueño o dar la entrada por una hipoteca.

Todos sabemos también que la familia, las raíces, son lo más importante y el único amor incondicional.

Gemma Villanueva Dept. Vida y Salud Covergrup

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