Nuestros mayores. Entre el sufrimiento y la esperanza

«El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina, ni un comercio, ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia».

K. Chesterton

Me atrevo a añadir a esta frase: “… tampoco nuestra casa es un museo. Es un taller.”

Me conmueve pensar en aquellos padres que se adaptaron con garbo a la nueva situación del confinamiento que tuvimos. Llenaron su hogar de cartulinas y lápices de colores para ofrecer a los vecinos arcoíris con el eslogan “Todo irá bien”. Sé de muchas familias numerosas que, confinadas en sus casas por la Covid-19, organizaron y siguen organizando concursos y juegos con iniciativa y magnanimidad porque la pandemia sigue y algunas clases de colegios confinadas también.

Si algún aprendizaje hemos hecho todos con la Covid-19 es la importancia de adaptarse a los cambios y de ejercer la cualidad de la flexibilidad. La flexibilidad es amable y es ágil. La rigidez es severa. Sin vivir la flexibilidad en el hogar no viviríamos en armonía. Ya tenemos experiencia de que muchas veces hemos pactado con nuestros hijos adolescentes y hemos cedido porque hemos escuchado sus razones con respeto y hemos aceptado su opinión y todos ganamos en amor y libertad cómo escribía G. K. Chesterton. La flexibilidad la hemos aprendido con el coronavirus, no somos omnipotentes, no lo controlamos todo. Esta es hoy nuestra realidad.

Durante el confinamiento escribí Nuestros mayores. Entre el sufrimiento y la esperanza, de Ediciones Luciérnaga (sello de Planeta). El libro está dividido en tres partes: sufrimiento, aprendizaje y esperanza. Contiene citas, anécdotas, fábulas, noticias, reflexiones, vivencias, comentarios de algunas novelas o películas, y algún mensaje de orientación familiar basado en mi experiencia. Es un homenaje de cariño y respeto a los mayores que tantos besos y abrazos se perdieron y que recuperaremos cuando llegue la vacuna.

Hoy el shock del coronavirus nos ha obligado a replantearnos nuestras prioridades y centrarnos en lo esencial. Aunque sentimos dolor y tristeza por todo lo sufrido, también recibimos mensajes poderosos para hacer autocrítica y para mejorar personalmente. Vimos claramente que los abuelos más desvalidos no pueden quedarse nunca más solos. Padres y nietos deben estar pendientes de sus mayores. Si hay riesgo no podemos estar con ellos presencialmente, esto es lo prudente pero una simple llamada de teléfono al día por parte de un hijo o de un nieto es una oportunidad para hablar de las cosas que han pasado durante la jornada. O mejor aún: con una videoconferencia podemos alegrar a los abuelos que permanecen recluidos en domicilios o residencias esperando este encuentro de felicidad.

En la fuerza de la familia y en nuestra responsabilidad radica la esperanza de un mundo nuevo. Un mundo mejor, más sereno y equilibrado, en el que nuestros mayores sean muy queridos y valorados por todo lo que nos han legado en sus años de vida. Vivamos con esta esperanza – ancla del alma y motor de nuestra vida – de un futuro mejor, en el que de tantos males puede surgir algo bueno si apreciamos el cariño que se da y se recibe en la vida de familia.

Nuestros mayores pueden enseñarnos mucho de su sabiduría y fortaleza y merecen nuestra cercanía y que les acompañemos con magnanimidad. Ellos son la raíz de nuestra identidad, eslabones de nuestra historia y fundamento de nuestra cultura. Les agradecemos la vida que nos dieron y no les dejaremos nunca solos.

Victoria Cardona

Escritora y orientadora familiar

2 comentarios en «Nuestros mayores. Entre el sufrimiento y la esperanza»

  1. Totalmente de acuerdo y agradecida ( soy abuela)de que hayan personas que se preocupen por los mayores, y hagan ver a los más jóvenes, la necesidad de compañía que tenemos. Sobretodo los que vivimos solos.Gracias

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  2. Sabias palabras que espero sean recogidas sobre todo por algunos de nuestros jóvenes, educados más en la satisfacción inmediata de sus deseos que en el respeto y cariño a sus mayores. Que no olvides que ellos también serán mayores… y que tengan presente el cuento El plat de fusta!!!

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