La vida de un colchón es limitada, de hecho, los médicos nos recomiendan cambiar de colchón cada 8 años. Las causas que tienen más peso a la hora de decidir un cambio de colchón son la acumulación de ácaros y la deformación del colchón.
Aunque un buen colchón hoy en día tiene tratamiento anti-ácaros, anti-bacterianos y anti-hongos, con el tiempo es posible la acumulación de ácaros en el interior que pueden producir reacciones alérgicas. A pesar de las medidas de seguridad que toman los fabricantes, lo más seguro es darle la rotación necesaria en el colchón y comprar uno nuevo a los 8 años de uso.
Dependiendo de la calidad del colchón, puede que notamos síntomas que nos alertan de que nuestro colchón puede estar siendo perjudicial para nuestro descanso y, por tanto, para nuestra salud antes del período recomendado. Si nos levantamos más cansados ahora que hace un año atrás, por ejemplo, probablemente sea por que el colchón está deformado de usarlo.
La degeneración del producto es muy gradual y muchas veces no nos damos cuenta enseguida. Una buena manera de ver si nuestro colchón no nos ayuda a descansar si no más bien al contrario, es dormir en casa de alguien o en un hotel. Dormir mejor fuera de casa que dentro es una clara señal de que necesitamos uno nuevo, aunque a veces, podemos encontrarnos que hoteles muy buenos no dispongan de colchones como es debido.
Tener que cambiar el colchón antes de estos 8 años se puede evitar teniendo mucho cuidado del producto. Cuidar un colchón significa mantenerlo limpio y seco, cubrirlo con una funda protectora, usar sábanas de algodón para que transpire y no doblarlo. Revisar si la base de la cama es la adecuada y asegurarnos de que la totalidad del colchón reposa encima, alargará la vida del conjunto y evitará deformaciones.
Por último, girar y rotar el colchón con cierta frecuencia, máximo cada 2 meses, evitará que coja forma por un lado y por el otro no.
Artículo de dormity.com